El ácido alfa lipoico (ALA) es una sustancia usada cada vez más entre los profesionales de la nutrición debido a sus múltiples propiedades.

Teniendo en cuenta que la capacidad del organismo para sintetizar esta sustancia es muy limitada y a partir de la dieta (espinacas, carne, hígado, levadura de cerveza) no es fácil obtenerlo en cantidades útiles, se suele recomendar su ingesta en forma de suplemento.

El ácido alfa lipoico es clave en nuestro metabolismo, ayudando a las vitaminas del complejo B en la conversión de carbohidratos, proteínas y grasas en energía. Además, posee un gran potencial antioxidante que sirve tanto en medios acuosos como grasos, a diferencia de lo que ocurre con la Vitamina E (que solo trabaja en grasa) y la Vitamina C (que solo trabaja en agua), considerándose el antioxidante universal.



El uso nutricional y clínico del ácido lipoico ha sido reconocido desde hace muchos años, debido a que su síntesis natural disminuye con la edad, situaciones de estrés (como el ejercicio intenso) y en algunas enfermedades degenerativas.

El ALA puede funcionar “in vivo” como una vitamina B y, en dosis más altas, como alimento derivado de plantas como la curcumina, sulforafano, resveratrol y otras sustancias alimenticias que inducen enzimas de desintoxicación hepática.

Su capacidad antiinflamatoria y su efecto reductor de los niveles de triglicéridos y de lipoproteínas de muy baja densidad, presentan un potente efecto positivo en la prevención de enfermedades vasculares.

Además de todo lo anterior, estabiliza la función cognitiva, mejora la memoria, aumenta el flujo sanguíneo cerebral y activa mecanismos de señalización intracelulares capaces de incrementar la supervivencia de las neuronas.